Surgen en este libro profundas y misteriosas dudas, ¿podrían estar desapareciendo obras de Arte, que no interesa catalogarlas como auténticas, motivado por "ciertas mafias"
Lo que convierte al arte, en un juego de poder, en donde no cuenta el valor subjetivo de las obras, sino el punto de vista sinárquico y partidista de ciertos organismos, que generan un monopolio total y exclusivo sobre las mismas.
Eso pudiera ser hasta normal, si en ello no participaran ciertar fuerzas de seguridad del Estado español.
Estoy observando como últimamente, según ciertas denuncias, ciertos organismos policiales vinculados a Patrimonio (España) parecen utilizar métodos un poco arbitrarios y que podrían rozar la ilegalidad en sus investigaciones, a fin de captar y apropiarse de diferentes obras de Basquiat y otros autores, nunca expuestas y en manos de particulares, presuntamente para hacerlas desaparecer del mercado, o tal como figura en el escrito de denuncia ante el juzgado, incluso duplicarlas.
Según los escritos de queja y denuncia presentados en el Juzgado, uno de los cuadros incautados, fue recogido por miembros de la policía nacional en plena calle, y empaquetado en la parte trasera de un Taxi, una vez que el dueño había sido citado para la entrega del mismo, sin realizarlo en dependencias policiales.
Me pregunto, ¿es una forma profesional de recuperar obras de arte, así como de garantizar a los legítimos propietarios la seguridad de las mismas?, ¿para que están las comisarias, sino para recibir atestados y requerimientos?, ¿y los juzgados?, ¿porque hacerlo en plena calle?
Su actuación, según los escritos de queja presentados, traerían al recuerdo el conocido submundo de las “cloacas del Estado”, y cabría preguntar a quién interesan estas actuaciones.
Lo peor que le puede pasar a una sociedad democrática es que los ciudadanos no se fíen de lo que informan las fuerzas policiales, ni a futuro lo que dictaminan los jueces, si con sus actuaciones vulneran tácitamente la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
Ha habido tantas intersecciones de las cloacas del Estado en el devenir de los acontecimientos históricos de todos conocidos y que ahora salen a la luz, tanta obsesión por el castigo y tanta parcialidad en algunas decisiones, que esta lacra es real: se desconfía de los informes policiales y de la objetividad de la justicia cuando esta huele a partidista, no se cumple la Ley.
Y volvemos a preguntarnos, ¿pueden los miembros de la policía nacional, incautar bienes a su libre albedrío, sin dar constancia a los dueños de donde se encuentran los mismos?
Incluso obviando estas informaciones a los jueces y fiscales, pero lo esperpéntico no termina ahí, esta unidad policial, ha solicitado sin ser cerrada la instrucción, ni haber sentencia en firme dictada por un Tribunal de Justicia, la TOTAL DESTRUCCIÓN DE DICHAS OBRAS DE ARTE, a similitud de incautaciones de droga, armas, o moneda falsa.
En la redacción de este libro he tenido acceso a ciertas periciales emitidas por este grupo policial de patrimonio, en el que las EXPERTIZACIONES, de los supuestos expertos, en este caso expertas, de cierto Instituto de Valencia, comienzan con la terrible frase, “Sin tener profundo conocimiento en el Autor”.
Quién no tiene profundo conocimiento en una disciplina, sea esta Arte, o cocina de la abuela, es obvio que no es un experto, no hace falta tener muchas luces para llegar a esta conclusión.
Basquiat fue un niño maltratado, Gerard Basquiat golpeó a su hijo, siendo niño con tanta fuera, que fue a la escuela con un bastón y toda la pierna hinchada. De las palizas que le daba, varias veces el propio Jean-Michel llamó a la policía para que vinieran a ayudarle, y estos no le hacían caso.
En 1981 Basquiat pasó a pintar sobre materiales de desecho que recuperaba en la calle como puertas, ventanas, metal y madera.
“Recuerdo que me levanté en medio de la noche y no estaba en la cama acostado a mi lado; estaba de pie, pintando, a las cuatro de la mañana, así de cerca del lienzo, en trance. Me quedé impresionada por eso...”
MADONNA